martes, 23 de noviembre de 2010

Cartas del Paraíso.~

Irak, 8 de diciembre de 1963.

Querida Carolina: ni el frío, ni el hambre de esta guerra impide que mis pensamientos estén centrados en tu belleza. Mis colegas, estando en guerra piensan que no tienen motivos para vivir, no encuentran un objetivo ni un proyecto de vida. Yo sí lo tengo. Quiero que todo esto se acabe para volver, volver a verme reflejado en tus ojos de cielo, volver a caer en tus labios de rosa. Sentir el calor de nuestros cuerpos, y dejar encendida para siempre esa llama intensa que nos une.
Estar lejos tuyo es como una bala en medio de mi pecho. En días como hoy, donde extrañarte se vuelve casi mortal solo me mantiene vivo verte en mis recuerdos.
Me imagino una vida con vos bajo el sol, ese sol del alba de enero que nos refugiaba hasta en las mañanas más frías.
De noche, a veces siento un vacío en el medio de mi cuerpo que se torna intolerable, pero rápidamente pienso en vos, vos y solo vos. En tu sonrisa de mil mariposas, en tu risa de hadas.
Quiero construir junto a vos un amor de leyenda, donde seamos los protagonistas del mejor cuento y vivir felices para siempre.
Amarte fue lo mejor que me pasó y ese sentimiento es el único que sigue y seguirá vivo dentro de mí, pase lo que pase.
Carolina, simplemente me das fuerzas para continuar y luchar por un futuro juntos.
Cuando todo esto se acabe te prometo amada mia, que nada ni nadie nos va a separar. Porque yo voy a estar a tu lado siempre, sea donde sea. Hasta el lugar más raro junto a ti, va a ser un paraíso.
Mi amor siempre tuyo, siempre mio, siempre nuestro, Juan.


Irak, 16 de febrero de 1964.

Querida Carolina: amor mio, no recibo respuesta tuya, y eso me preocupa. Sientro dentro de mí un miedo que me está matando. Temo que me hayas dejado por un amor nuevo y ese realmente sería mi final. Solo deseo saber si estás bien. Te necesito y vive en mí el terror de olvidar tu cara, tus razgos. La guerra no se detiene nunca. Pero mi amor por ti cada día es más fuerte. Querida Carolina nunca sentí algo así por nadie en el mundo. Siento arruinar la sorpresa, pero cuando vuelva debes saber que te propondré matrimonio. Lamento comunicartelo de esta manera, pero las ansias de que seas mi compañera de vida me superan.
Te amo Carolina.
Mi amor siempre tuyo, siempre mio, siempre nuestro Juan.


Buenos Aires, 23 de Junio de 1964.

A quien lea esta carta: yo se lo prometí, nada ni nadie nos iba a separar. Yo voy a estar a su lado siempre, sea donde sea. Hasta el lugar más raro junto a ella, va a ser un paraíso. Lo que menos quería es que esto se volviera literal. Pero lo es. El cáncer hizo que ella ya no esté más con nosotros. Y yo se lo prometí, nada ni nadie, sea en donde sea. Con ella yo siempre voy a estar. Es por eso que hoy me voy, al paraíso.
Juan.


AUTOR: ORNELLA DAMIANI.
ESCRITO EL DÍA: 3/9/2010.

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